Asistimos con estupor a cientos de chapuzas, cascada de nuevas externalizaciones y enjuagues que un gestor a sueldo e incentivos de un tercero puede hacer en activos que no son suyos sino del “cliente cautivo”. El modelo que se está extendiendo por todo el territorio nacional, a grandes zancadas no mejora la eficiencia, si por ello entendemos “la relación entre costes y salud obtenida.
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Hoy tenemos gobiernos de todo tipo que –con mucho más que un par– han contratado la limpieza, el saneamiento o el agua para muchas décadas con compañías privadas.
Esto se mantiene en silencio y oculto pero es cierto: Sin aprobación parlamentaria del presupuesto plurianual y saltándose todo lo saltable se han lanzado a “gastar el futuro en el presente” por lo cual si nuestros nietos un día quieren recuperar dominio público van a tener que comenzar expropiando alguna gran compañía privada.